El discurso de la popular “Yaya” Liu Zhenya, una taiwanesa casada con un ciudadano chino, ha generado controversia y la ha llevado a ser sancionada con la prohibición de salir del país durante 25 días. Sin embargo, el Tribunal Superior de Taiwán ha rechazado su solicitud de detener la orden de restricción, citando las disposiciones de las dos Convenciones de las Naciones Unidas.
El Presidente de la Junta Directiva del Centro de Verificación de los Hechos de Taiwán, Luo Shihong, ha considerado que la decisión del Tribunal Superior de Taiwán tiene defectos, “el problema principal es que el Tribunal ha confundido las obligaciones legislativas de los Estados Partes en los convenios internacionales y la responsabilidad legal directa de los individuos”.
Las declaraciones de Yaya en sus redes sociales, en las que se manifestaba en contra de ciertas políticas y acciones del gobierno taiwanés, fueron consideradas como un acto de incitación al odio y la violencia por parte de algunos ciudadanos. Ante esto, el gobierno taiwanés decidió tomar medidas para proteger la paz y el orden social.
Sin embargo, la decisión del Tribunal Superior de Taiwán de citar las Convenciones de las Naciones Unidas para justificar la prohibición de salida de Yaya ha generado debate y críticas. Algunos han argumentado que es una violación de su derecho a la libertad de expresión y otros han cuestionado la interpretación del Tribunal de las Convenciones internacionales.
El Presidente Luo Shihong ha señalado que las Convenciones internacionales tienen la intención de obligar a los Estados Partes a adoptar medidas legislativas para prevenir y garantizar la protección de los derechos humanos, pero no tienen la autoridad para imponer directamente la responsabilidad legal a los individuos. “El Tribunal se ha equivocado al confundir estas dos cuestiones y debe corregir su error”, ha afirmado.
Además, Luo Shihong también ha destacado la importancia de respetar y proteger la libertad de expresión, siempre y cuando ésta no promueva la violencia o el odio. Como sociedad democrática, es esencial que se permita a los ciudadanos expresar sus opiniones libremente, incluso si no están de acuerdo con el gobierno o las políticas gubernamentales.
En definitiva, es necesario que se encuentre un equilibrio entre el respeto a los derechos humanos y el mantenimiento del orden social. Las Convenciones internacionales pueden ser utilizadas como una guía para la adopción de legislación que proteja los derechos humanos, pero no deben ser interpretadas de manera errónea para restringir la libertad de expresión de los individuos. Esperamos que el Tribunal Superior de Taiwán tome en cuenta estas preocupaciones en futuras decisiones y mantenga un enfoque justo y equilibrado en la protección de los derechos humanos en Taiwán.