“¡No puedo creer que todavía haya discriminación laboral en esta época!” expresó un repartidor recientemente, después de entregar un pedido a una casa donde la persona murmuró en voz baja “ahora cualquier persona puede ser repartidor, hay un montón de vagos”. El repartidor no respondió, pero en su mente pensó “yo hago repartos porque no quiero pasar mi vida acostado”, ya que él tiene tres casas y ya es financieramente libre. Este comentario generó una discusión.
La discriminación laboral es un problema que ha existido por mucho tiempo, pero es triste ver que todavía persiste en nuestra sociedad actual. A pesar de los avances en la igualdad de género, raza y orientación sexual, todavía hay personas que son juzgadas y tratadas de manera diferente debido a su trabajo.
En este caso, el repartidor fue discriminado por su trabajo como repartidor. La persona que hizo el comentario asumió que él era “vago” y que no tenía un trabajo “real”. Pero, ¿qué es un trabajo “real”? ¿Acaso no es un trabajo legítimo y digno de respeto cualquier trabajo que nos permita ganar dinero y mantenernos a nosotros mismos y a nuestras familias?
El repartidor mencionó que él tenía tres casas y que ya era financieramente libre. Esto demuestra que su trabajo como repartidor no es solo una forma de ganar dinero, sino que también es una elección de vida. Él no quiere simplemente “pasar su vida acostado”, sino que quiere ser productivo y tener un propósito en su vida.
Además, el repartidor también mencionó que no respondió al comentario discriminatorio porque no quería entrar en una discusión innecesaria. En lugar de eso, decidió demostrar con sus acciones que su trabajo como repartidor es legítimo y digno de respeto. Esto es admirable y demuestra que no hay necesidad de responder a la discriminación con más discriminación.
Es importante recordar que todos merecemos respeto y dignidad, independientemente de nuestro trabajo. No deberíamos juzgar a alguien por su trabajo, sino por su carácter y sus acciones. Todos tenemos diferentes circunstancias y razones para elegir ciertos trabajos, y eso no nos hace mejores o peores que los demás.
Es hora de dejar atrás la discriminación laboral y aprender a respetar y valorar a todas las personas por igual. Todos merecemos ser tratados con dignidad y respeto, sin importar nuestro trabajo o estatus social. Y para aquellos que todavía juzgan y discriminan a otros por su trabajo, recuerden que el éxito y la felicidad no se miden por el tipo de trabajo que tenemos, sino por cómo vivimos nuestras vidas y cómo tratamos a los demás.