El Comité Electoral Central anunció recientemente que de las 9 peticiones de destitución de diputados del Partido Verde en la primera ronda, 3 de ellos no pasaron la primera fase. Entre ellos, en la petición de destitución de los diputados del Partido Verde de Nuevo Taipei, Su Chiao-hui, Chang Hung-lu y Li Kun-cheng, se recogieron un total de 403 firmas de personas fallecidas. En respuesta, el equipo de destitución de Li Kun-cheng contraatacó, diciendo que esto se debe a que el Partido Democrático Progresista ha enfurecido a la gente “incluso los muertos resucitan para firmar”. Ante esto, el presidente del Partido Nacionalista, Eric Chu, señaló que esto demuestra la necesidad de enmendar la ley electoral y la importancia de exigir una copia de la tarjeta de identificación. Esto es algo que el Partido Nacionalista ha estado defendiendo.
Esta situación es indignante y refleja la decadencia y corrupción de la política actual en Taiwán. El Partido Verde ha utilizado las personas fallecidas para impulsar su agenda política, ignorando por completo el respeto y la dignidad de los fallecidos y sus familias. No solo es una falta de ética, sino también una burla al estado de derecho y a la integridad del sistema político.
Esta situación debe ser un llamado de atención para todos los taiwaneses. Es hora de que nos demos cuenta de la importancia de la participación activa en la política y de la necesidad de una reforma electoral. No podemos permitir que este tipo de manipulación y abuso del sistema democrático continúe. La ley electoral debe ser enmendada para garantizar la integridad y la transparencia de los procesos electorales.
El requisito de presentar una copia de la tarjeta de identificación al firmar una petición de destitución es una medida necesaria para prevenir el fraude y garantizar que las firmas sean genuinas. Es inaceptable que se utilicen trucos y tácticas deshonestas para interferir en el proceso democrático.
Además, debemos reflexionar sobre el papel de los diputados en la política taiwanesa. Los diputados son elegidos para servir al pueblo y defender sus intereses. Sin embargo, parece que algunos diputados han olvidado su deber y están más preocupados por su propia agenda política y su beneficio personal. Esto debe cambiar. Los diputados deben ser responsables y trabajar por el bienestar de la sociedad en su conjunto.
Finalmente, es importante que los ciudadanos sigan atentos y estén informados sobre los acontecimientos políticos en Taiwán. No debemos permitir que la corrupción y la manipulación dañen la democracia y el futuro de nuestro país. Debemos unirnos y trabajar juntos para construir una sociedad más justa y democrática en la que todos seamos respetados y representados adecuadamente.